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La pluma de Kim

Biografías

Ettorina Zambotto

ETTORINA ZAMBOTTO CUMPLIRÁ 100 AÑOS EL PRÓXIMO 15 DE JUNIO. GAES QUIERE DESDE AQUI HACERLE ESTE PEQUEÑO HOMENAJE Y DESEARLE UN FELIZ CUMPLEAÑOS.

"Nunca es demasiado tarde para oír bien"


Ettorina Zambotto nació en Venecia hace casi 100 años, exactamente el 15 de junio del 1907; y se trasladó a Roma a los 10 años.
Allí empezó a trabajar en una imprenta aún siendo niña, hasta que nació el primero de sus 8 hijos.
En la actualidad Ettorina es completamente independiente, aunque no se escapa de los mimos y cuidados que le dan su hija Adriana y su nieta Federica.
Hace unos años, la audición de Ettorina comenzó a deteriorarse, pero no quiso ponerse audífonos por problemas estéticos. Pero su hija y su nieta, así como el médico de la ASL del barrio, la convencieron después de mucho esfuerzo.
Una vez convencida, Ettorina y su hija se dirigieron al centro GAES de Roma IV, donde se le hicieron las pruebas preliminares. Aunque según Silvana, del gabinete de GAES de Roma IV, su postura era de rechazo desde que entró al final de las pruebas, cuando le adaptaron 2 M 34 PP, Ettorina esbozó una sonrisa y dijo ‘Oigo y quiero probar’.
Después de la re-educación auditiva, Ettorina reconoció que se sentía incluso más joven; y ahora no puede ir sin sus audífonos.
‘Por la mañana la primera cosa que hago es ponerme los audífonos. Es como ponerme los zapatos’
Tanto a mejorado, que cuando el pasado enero perdió un audífono fue directa a ver a Silvana pues decía que no podía estar si sus dos audífonos con los que oía tan bien.
Dentro de pocos meses cumplirá un siglo, 100 años, pero su lema es: ‘Nunca es tarde para oír bien’.
En GAES nos alegramos haberle podido ayudar a sentirse mejor y le queremos desear un gran
¡FELIZ CUMPLEAÑOS!

Marie Curie, primera mujer Nobel

Marie Curie, primera mujer Nobel

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Junto con su marido Pierre, Marie Curie consagró su vida a la investigación del fenómeno radioactivo. Fruto de los largos años de experimentación con elementos radioactivos, la genial y trabajadora científica enfermó de leucemia y murió a causa de esta dolencia en 1934.

Marya Sklodowska, o más conocida por Marie Curie, su nombre afrancesado y su apellido de casada Curie, nació en 1867 en Varsovia (Polonia) en el seno de una familia de pocos recursos. Su padre fue profesor de matemáticas y física, y su madre profesora de música.
Marie destacó desde muy pequeña por su inteligencia: a los 4 años no sólo sabía leer perfectamente, si no que ya mostraba un gran interés por la física. En aquella época, en Polonia no se permitía a las mujeres acudir a la universidad, pero Marie consiguió asistir a clases clandestinas que daban antiguos universitarios. Finalmente, en 1891, se trasladó a París y se matriculó en la Universidad Soborna para estudiar química y física. En cuestión de dos años, se licenció en física como primera de su promoción y, al año siguiente, en matemáticas, con el segundo puesto.

Entre el amor y la ciencia

En un principio, el amor y el matrimonio no entraban en los planes de Marie, únicamente tenía tiempo para su única pasión: la ciencia. Sin embargo, un encuentro en un laboratorio con Pierre Curie le cambió la vida. Pierre Curie, profesor de física, quedó tan fascinado por Marie que en pocos meses le propuso matrimonio, y ella tardó 10 meses en aceptar la proposición. De ahí, surgió una unión profesional y pasional que iba a ser trascendental para la historia de la ciencia.
Marie y Pierre trabajaron siempre juntos, investigando y estudiando materiales radioactivos, concretamente el uranio. Tras varios años y mucho esfuerzo, consiguieron aislar dos nuevos elementos químicos: el polonio (en referencia a su país natal Polonia) y el radio, aunque hasta 1902 no consiguieron probar su existía oficialmente.
El matrimonio demostró al mundo que el radio, además de tener una capacidad radiactiva mucho mayor que el uranio, si se separaba con determinado proceso se convertía en un gran aliado para combatir el cáncer.
Fieles a sus principios éticos-científicos, el matrimonio decidió publicar su descubrimiento y darlo a conocer a toda la comunidad científica, aportando todos los detalles del proceso. De esta forma, rechazaron la opción de registrar una patente, que seguramente les hubiera aportado mucho dinero: “El radio se va a emplear para combatir una enfermedad. Sería imposible aprovecharnos de eso...”, se justificó entonces Marie.

Premio Nóbel de Física y Química
A partir de ese momento llegaron los galardones, las cenas, las reuniones... la fama, aunque no el dinero. En noviembre de 1903 el Real Instituto de Inglaterra les confirió su mayor galardón: la Medalla de Davy. Y ese mismo año, junto con su marido y Henri Becquerel (descubridor de la radioactividad), Marie fue galardonada con el Premio Nóbel de la Física, convirtiéndose en la primera mujer que recibía el premio.
Más tarde, Pierre obtuvo una cátedra de Física en la universidad de Soborna, pero no llegó a tiempo: murió arrollado por un camión en 1906. Más tarde, el Consejo de Facultad de Ciencias, por decisión unánime, decidió otórgasela a Marie Curie. Una vez más, era la primera vez que se concedía tan alta posición en la enseñanza de Francia a una mujer.
En 1911, Suecia le otorgó el premio Nóbel de Química. La universidad Soborna y el Instituto Pasteur fundaron conjuntamente el Instituto Curie de Radio, dividido en dos secciones: un laboratorio de radioactividad dirigido por la propia Marie; y otro dedicado a investigaciones del tratamiento del cáncer.

Una vida consagrada a la ciencia
Durante 35 años, Marie Curie estuvo trabajando con radio y respirando su aire viciado, y durante la guerra se expuso frecuentemente a las radiaciones de los rayos Roentgen al usar la radiografía móvil para el tratamiento de soldados heridos; pero aún así no se sometía a los análisis que ella misma imponía estrictamente a sus discípulos. Apenas se sometía a los exámenes de sangre que eran norma obligatoria en el Instituto del Radio.
Marie no le dio importancia a una ligera fiebre pero en mayo de 1934, se vio obligada a guardar cama. Ya no volvió a levantarse. Murió de leucemia, a causa seguramente de la exposición masiva a la radiación durante sus años de investigación. Dejó reflejado el fruto de sus investigaciones en “Traté de radioactivité”, publicado en 1910.
El viernes 6 de julio de 1934, Madame Curie fue enterrada en el cementerio de Sceaux, en una tumba inmediata a la de Pierre Curie. En 1995 sus restos fueron trasladados al Panteón en París, siendo la primera mujer enterrada en él.